miércoles, 6 de mayo de 2009

NUEVO DISCO

"Esperando Verte"

Esperando verte es un disco muy especial en la vida de la artista gaditana. "Es más flamenco, siempre dentro de mi línea", dice Niña Pastori. "Hay tangos, mineras, soleá, bulerías, alegrías, fandangos de Huelva, dos canciones en mi estilo y... Esperando verte". Es el título del álbum y una canción dedicada a su hija Pastora, que se gestó y nació durante la grabación. "He grabado el disco embarazada y dos meses antes de parir aún estaba metiendo la voz" dice. "La canción Esperando verte está dedicada a mi hija, tiene un rollo setentero muy guapo y, como todo el álbum, un sentimiento que será difícil que vuelva a alcanzar. Cada vez que cantaba, sentía que Pastora se movía. Es un trabajo lleno de ilusión".
Con todas las canciones compuestas por Niña Pastori y Chaboli, su marido y su productor, en Esperando verte aparecen nombres de músicos ilustres, como los guitarristas Diego del Morao, José Miguel Carmona (ex Ketama) y Vicente Amigo. "El disco lo veo chulo, flamenco, hecho con todo el cariño y sencillo de producción", dice Niña Pastori de su álbum, que continúa una carrera privilegiada con su trabajo más personal.
Esperando verte se abre con Capricho de mujer, que mezcla un aire de rumba-tango suave con olor a salitre y cadencias de la bossa brasileña en los primeros compases de la canción, para potenciar el ritmo según avanza el tema y desembocar en un estribillo contundente. Sigue Pintaré de azul, que comienza coral sólo con palmas para transformarse en bulería por derecho, armonizadas de manera contemporánea, alejada de los tres acordes clásicos y con único acompañamiento de guitarras flamencas y cajón. Una magnífica interpretación de Niña Pastori, jonda, pura, ancestral.
Después, Amores y besos está tratada con enorme delicadeza, preciosista, con un fondo de castañuelas muy poco habitual en el flamenco contemporáneo, el coro mandando y unas cuerdas que añaden lirismo al magnífico trabajo de las guitarras. La canción Esperando verte vuelve a unir las guitarras flamencas con percusiones de cierta influencia brasileña que enriquecen rítmicamente la canción y la separan de lo convencional. Una melodía inspirada y armonías vocales originales y diferentes convierten el tema en uno de los grandes hallazgos del álbum.
Sigue Vagabundo, introducida por el piano en una canción cardinal, diáfana, que también rompe moldes con un tratamiento sutil de todos los instrumentos y Niña Pastori lanzándose en vertical. Lo fácil yo no lo quiero es flamenco en estado puro, una soleá que Niña Pastori borda acompañada sólo con la guitarra de Diego del Morao y con Somos marineros llega la alegría, la luz, el poderío sostenido con sencilla brillantez, con un final orquestal de elegancia clásica y ese swing tan especial que ha convertido a la artista de San Fernando en un emblema del nuevo flamenco desde su pionera aparición en 1995.
En la recta final del álbum, Viento de la tierra mía retoma la bulería en un canto terrenal, festero, de orgullo andaluz, mientras en La fuerza que me guía vuelve profundizar en lo atávico, en lo básico, en un cante emocionado. Me he vuelto a levantar se abre con el piano y es una canción de esas que convierten a Niña Pastori en una artista distinta, capaz de descubrir ventanas a nuevas formas, a nuevas maneras de entender el sur, a nuevas propuestas para la música española de raíz. Dentro de mi corazón cierra el álbum de manera sorprendente, con un beat casi disco que evoca tanto a la rumba pop de los 70 como al Tú me camelas, pasando por el sonido Caño Roto. Es la canción más bailable y burbujeante de un disco que rompe un periodo de silencio en el que Niña Pastori se ha dedicado a componer, a descansar, a pasear su música por Chile, Argentina, México, Colombia Venezuela y Perú y a mimar su embarazo, que ha marcado la grabación de Esperando verte. "Se canta diferente", dice. "Tu cuerpo está lleno de sensaciones".

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